Uns bits i uns mots

08 de gener, 2008

Article sobre I+D+i

El Plural, 05/01/2008
por EDMUNDO FAYANÁS ESCUER

Uno de los aspectos que más llama la atención es la falta de competitividad de nuestro sistema productivo, debido a la escasa inversión en investigación y desarrollo, haciendo realidad el dicho español "que investiguen los otros". La cantidad de royaltíes que España paga en el uso de patentes extranjeras cada año es muy importante.

En la cumbre de Lisboa del año 2000, a la que asistió Aznar como presidente, se marcaron una serie de objetivos para lograr que la Unión Europea fuera competitiva frente a Estados Unidos y Japón. Para ello, se marcó como objetivo alcanzar una financiación del 3% del PIB comunitario, aportada en sus dos terceras partes por el sector privado y una tercera parte por el sector público.

En la segunda legislatura de Aznar (2000-2004) el gasto del PIB en I+D+i osciló sobre el 0,9 % y además casi un 40% del mismo, tenía un origen militar. Es decir, fueron cuatro años perdidos en la modernización del país, siendo uno de los aspectos criticables de la política aznariana.

Con la llegada al poder del socialista Zapatero, la situación ha cambiado algo, pues se ha puesto como objetivo prioritario el I+D+i y se calcula que a finales del año 2007, se llegará al 1,4 % del PIB. El Estado ha duplicado su presupuesto ya que ha pasado de los 2.900 millones de euros del año 2004, a los 7.680 millones del año 2008. Se han duplicado las becas y se han aumentado los denominados contratos de Ramón y Cajal, reservados a los investigadores doctorados.

El propio Plan de Investigación, Desarrollo e innovación (2008-2011) alcanzará los 48.000 millones de euros. Las autonomías aportan ya un tercio del dinero público destinado a I+D+i y están creando modelos administrativos de gestión originales, intentando superar las rigideces con las que funciona el actual sistema.

Si seguimos al ritmo de crecimiento anual en inversión, con aumentos del 16% del presupuesto, en cinco años estaremos al nivel de Francia, pero todavía lejos de alcanzar el 3% del PIB requerido en Lisboa en el año 2000.

Está claro, que el nivel de inversión en I+D+i está creciendo a buen ritmo y ese es el camino correcto en cuanto al futuro. El problema es que ese dinero sea gastado de forma eficiente para que realmente sirva para mejorar nuestra competitividad. Ahí es donde surgen las dudas, porque se ha quedado sin reformar el modelo de gestión pública del I+D+i. Un modelo obsoleto, que dificulta la eficaz utilización del dinero del Estado.

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